Entre 2002 y 2012 las exportaciones de esta fruta registraron una disminución del 93%. Mendoza también quedó rezagada a nivel país y pasó de ser del primero al cuarto exportador. Desde el sector aseguran que se están erradicando los montes frutales. De cara a la temporada 2013, preocupa la falta de horas frío para el cultivo, lo que podría afectar la producción en cantidad y calidad.
Con la expectativa de lograr mayores volúmenes de cosecha, los productores mendocinos de cerezas esperan poder cerrar la próxima temporada con saldo positivo. Si bien el precio internacional logrado en las transacciones de 2012 fue mejor que el del ciclo previo, la ostensible caída en el volumen de producción no permitió aprovechar esos valores tonificados.
Alberto Carleti, productor y exportador de cerezas, señala que “la actividad ha pasado de un amesetamiento, a decrecer, sobre todo si hablamos de niveles productivos. La última temporada fue buena en cuanto a precios, porque hubo una disminución muy importante en el volumen de producción de Chile y Argentina. Esto hizo que en los mercados externos los precios fueran de 20% a 25% superiores a la media de año anterior. La demanda siempre estuvo sostenida”.
Ahora, para Carleti, el problema fue que Argentina tuvo una menor producción y eso perjudicó el negocio porque la incidencia de los costos fijos, en muchos casos, diezmó esa mejora de precios.
En realidad, la actividad en Mendoza viene con algunos desajustes en los últimos 3 ó 4 años y esto se ve reflejado en la decisión de algunos productores de erradicar plantaciones.
El Censo Frutícola de 2010 había arrojado una superficie cultivada de alrededor de 1.220 hectáreas. Pero desde el sector agropecuario sostienen que en estos últimos dos años la erradicación de montes frutales ha sido bastante importante y, de acuerdo a las estimaciones, se habrían perdido entre 200 y 300 hectáreas. “Hoy Mendoza debe tener entre 900 y 1.000 hectáreas de cerezos”, calcula Carleti.
El Censo Frutícola de 2010 había arrojado una superficie cultivada de alrededor de 1.220 hectáreas. Pero desde el sector agropecuario sostienen que en estos últimos dos años la erradicación de montes frutales ha sido bastante importante y, de acuerdo a las estimaciones, se habrían perdido entre 200 y 300 hectáreas. “Hoy Mendoza debe tener entre 900 y 1.000 hectáreas de cerezos”, calcula Carleti.
Fuera del podio
Mendoza ya venía perdiendo participación relativa en el contexto de la producción nacional y, particularmente, en las exportaciones argentinas de cerezas.
En efecto, si bien el volumen colocado en el exterior ha sufrido notables fluctuaciones en los últimos años, en 2012 ocupó el cuarto lugar entre las provincias exportadoras de cerezas, después de Río Negro, Chubut y Santa Cruz.
Hasta 2009, Mendoza lideró las exportaciones argentinas de cerezas. En 2010 fue desplazada por Río Negro al segundo lugar, en 2011 fue relegada al tercer puesto a manos de Chubut y en 2012 Santa Cruz, aunque con un volumen algo menor, la desplazó al cuarto lugar en facturación.
Tomando en consideración la última década, los exportadores mendocinos pasaron de colocar 5,3 millones de kilos de cerezas por un valor de U$S 10,5 millones en 2002 a los pocos más de 372.000 kilos por U$S 1,78 millón en 2012, según datos de ProMendoza en base a información de la Aduana Argentina (no oficial ni definitiva).
En el medio, los negocios experimentaron marcadas fluctuaciones. Entre esos años, el mejor fue 2008 con 1,47 millón de kilos exportados por un valor de U$S 4,44 millones.
Las provincias patagónicas han experimentado, en la última década, un crecimiento exponencial de producción y de exportaciones mientras que Mendoza ha recorrido un camino distinto.
Si se analiza la serie 2002 – 2012, se ve que el volumen total de las exportaciones argentinas rozó en 2002 los 6 millones de kilos y el 86% de la producción salió de Mendoza. En 2012, el volumen total fue de 4,2 millones de kilos y el valor de lo exportado alcanzó U$S 14,7 millones y Mendoza sólo aportó al negocio total el 12% de la producción.
Si se analiza la serie 2002 – 2012, se ve que el volumen total de las exportaciones argentinas rozó en 2002 los 6 millones de kilos y el 86% de la producción salió de Mendoza. En 2012, el volumen total fue de 4,2 millones de kilos y el valor de lo exportado alcanzó U$S 14,7 millones y Mendoza sólo aportó al negocio total el 12% de la producción.
Alberto Carleti señala que las provincias patagónicas vienen creciendo por algunas políticas de los gobiernos provinciales y por los beneficios propios que tiene esa región. Comenta que “hay inversiones que provienen del petróleo y de otras actividades que han permitido hacer plantaciones mucho más modernas, con más tecnología, con mejores rendimientos y mayor calidad”.
El año productivo
Sobre las perspectivas de producción para este ciclo, Eduardo Tersoglio, técnico e investigador de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Mendoza, confía en que “si este año se dan las condiciones eco fisiológicas invernales necesarias para que el cerezo produzca bien, probablemente en aquellas plantaciones que han producido relativamente poco el año pasado o que tuvieron un rendimiento intermedio y, a su vez, no han sido convenientemente podadas, van a experimentar sobrecarga”.
El especialista agrega, no obstante, que: “estamos hablando de una situación hipotética porque, si en plena floración o en cuaje hay heladas, la producción será menor”.
En condiciones normales, con plantas descansadas y donde haya posibilidad de proteger el monte de los riesgos de la helada, podría existir una sobrecarga. “Si llegase a ser así -señala Tersoglio- lo que habitualmente ocurre es que nos encontremos con plantas que tienen una cantidad de fruta mayor que la que corresponde y, entonces, el tamaño medio del fruto se reduce. Esto podría ocasionar inconvenientes en la producción exportable y aumentaría la oferta en el mercado interno y, los productores que tuvieran con anterioridad problemas de calidad sufrirían en mayor medida esta situación”, explica Tersoglio.
El frío requerido
El profesional del INTA recuerda que -como todos los frutales- el cerezo tiene condicionamientos agroclimáticos, como cierto requerimiento de frío invernal que se mide en unidades de frío. Pero que, después, tiene que recibir calor adecuado. Si la primavera es más bien fresca, puede haber problemas. Así, el frío es una condición para que si luego hay calor, el cultivo funcione.
Por lo pronto, revela que el pronóstico de frío que realiza el INTA indica la disponibilidad proyectada al 15 de setiembre de entre 1.100 y 1.200 unidades de frío para la zona baja de Luján de Cuyo y que lo ideal serían de 1.300 a 1.350. Estima que en la parte alta de Luján, en la zona de Las Compuertas, el pronóstico está indicando una acumulación a setiembre de entre 1.250 y 1.300 unidades de frío.
Tersoglio apunta que “si uno no quiere correr riesgos, es un año para recurrir a algún reemplazante de frío como cianamida hidrogenada, que se aplica en esta fecha, pulverizando el monte”. El producto ayuda también a homogeneizar y adelantar la floración y, aplicada en dosis mayoes, permite adelantar la fecha de cosecha.
Dice, por otra parte, que “el Valle de Uco normalmente tiene las horas de frío necesarias” y que sólo experimentó una falta de temperaturas bajas en los años 1998; 2003 y 2006. En el Norte de Mendoza la caída en la oferta de frío climático invernal es más frecuente.
Cambios necesarios
Lo cierto es que, independientemente del esperado acompañamiento del clima para esta campaña y del crecimiento del negocio a nivel internacional, el escenario sigue preocupando a los empresarios locales.
Alberto Carleti rescata que este producto siempre ha tenido una excelente oportunidad de mercado pero advierte que “la posibilidad de revertir esta tendencia va a depender -sobre todo- de que haya condiciones propicias, fundamentalmente reglas claras, porque estamos hablando de inversiones a largo plazo”.
Admite que como se ha dicho en otros momentos, “el sector necesita una reconversión, hacia un modelo tecnológico distinto al que tenemos, de mayor productividad, que nos permita ser competitivos en cuanto a los volúmenes de producción porque, en la actualidad, la estructura de costos que tenemos es alta”. Al mismo tiempo Carleti cree necesarios algunos de los cambios para favorecer un proceso de reinversión.
El empresario señala como “uno de los grandes inconvenientes para la actividad la alta incidencia que han tenido en el costo final los sueldos y jornales en esta producción de mano de obra intensiva. Aunque no precisa de qué manera podrían resolverse estas situaciones cambiando las leyes, cree que “hay que discutir esto, porque ahí se centra hoy la problemática laboral”.
Por otra parte, considera necesario trabajar también en el plano tributario, “para ver cómo es la carga impositiva de toda la cadena -porque tenemos superposición de impuestos y esto se debe trabajar también a nivel legislativo, debido a que el sistema tributario tiene que ser más equilibrado, más equitativo y, de esa manera poder bajar los índices de informalidad que hay en los distintos sectores”.
Por otra parte, ratifica que todavía no se resolvió el problema de la demora en la devolución del IVA Exportador y que hay muchas dificultades para recuperar los reintegros de los aranceles de exportación.
Fuente: Los Andes
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