Utilizando una combinación de materiales orgánicos y aditivos, todos aptos para el contacto con alimentos, investigadores del Instituto Tecnológico del Plástico de la Comunidad Valenciana (AIMPLAS) en España, han desarrollado una malla biodegradable para envasar productos como cítricos, papas y cebollas, e incluso moluscos.
Puede ser utilizada en cítricos, cebollas y papas
A diferencia de los embalajes convencionales, esta malla es biodegradable y compostable, por lo que puede ser arrojada junto con otros residuos orgánicos.
“El desarrollo surgió ante la necesidad de que habían muchos productos envasados en mallas, como las papas y cebollas, que cuando caducaban, pasaban su vida útil, era bastante complicado separar esa malla y llevarla a reciclar. Al ser un malla, por su estructura, lo que era el sistema de triturado y reciclado de ese material era bastante manual porque se enganchaba en los equipos convencionales de reciclado”, detalló a Portalfruticola.com Chelo Escrig, investigadora principal del proyecto.
“La idea era que si esta malla fuera biodegradable, fuera compostable, cuando el producto llegara al final de la vida útil y tuvieras que tirarla a la papelera o al cubo de material orgánico se pudiera tirar sin esa separación. Entonces, si ese material luego llegara al compostaje, se podrían obtener abonos y darle además un valor añadido para poder utilizarlo para el crecimiento de las mismas hortalizas”.
En la práctica, la tecnología ha permitido desarrollar una variedad de mallas para distintos productos.
“Tiene [la malla] la misma fuerza y resistencia, y hay que tener en cuenta que la malla tiene el mismo peso. Eso es importante porque los materiales biodegradables tienen una densidad mayor. Para tener el mismo peso de malla se ha tenido que disminuir lo que es el hilo de la malla, y aún así se mantiene la misma resistencia orgánica”, dijo la investigadora.
Una limitación es que el envase tiene un precio un poco más alto de producción. Sin embargo, teniendo en cuenta la reducción de los costos laborales para la eliminación de los residuos, Escrig indicó que los costos de empaque se equilibran.
“Para empezar, el material es un poco más caro que el material convencional. Pero el costo real de compra de un paquete de tres o cuatro kilos de papas, para el cliente, sólo será un par de centavos más por kilo”, dijo.
Actualmente se está negociando la propiedad intelectual de la tecnología y todavía no está en producción.
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