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México: Desastres naturales y emigración abatieron la producción melonera en Michoacán

Al igual que otros productos agrícolas que en el pasado tuvieron extraordinario auge en las diferentes regiones de Michoacán, el melón que se cosecha en la Tierra Caliente del sur oriente del estado enfrenta diversas contingencias no sólo climáticas, porque no cuenta con respaldo oficial y los productores se tienen que “rascar con sus propias uñas”, por cuyos hechos se han reducido significativamente los volúmenes de producción.
Lluvias atípicas, plagas, granizadas, paros y la emigración de productores, son algunas de las causales del desplome de la producción melonera del estado, aunque la demanda mantiene todavía el fruto en el mercado y su producción genera miles de empleos, como lo refieren nuestros corresponsales en esta región del estado.
La meta en Huetamo, 78 mil toneladas en este ciclo
La meta es rebasar la cifra de más de 78 mil toneladas de melón levantadas en 2011, pero los pronósticos no son muy halagüeños, dado el desaliento del empresario guerrerense Salvador Sánchez, venido a menos por problemas que fueron desde la presencia de nuevas plagas que afectaron sembradíos entre Ciriquicho, Huicha y Catatemba, mientras que en Huetamo la empresa Bebo sufrió paros laborales desconocidos hasta ese año.
El año pasado, según reporta Sagarpa, se sembraron cerca de tres mil 500 hectáreas de melón que necesitaron toda la mano de obra disponible calculada en unos cinco mil jornaleros presentes, cifra por demás disminuida ante la aplicación de la leyes que impiden que los niños entren al surco a ganar 90 pesos al día en jornadas que van de las 07:00 y hasta las 17:00 horas.
Jornaleros de la montaña de Guerrero
Ya llegaron los “Chilapitas”, allá vienen los “Chilapos”, se pronuncia en guasa y con sorna en las comunidades meloneras de San Jerónimo, Puertas Cuatas, Capeo, Arroyo Seco, Estimucha y Tziritzícuaro, al momento en que arriban marejadas de jornaleros indígenas del melón procedentes de Chilapa, Guerrero, para sembrar y cosechar a lo largo de medio año todo el melón que siembra la empresa Legumbrera San Luis en Huetamo.
Y vaya que el jolgorio tiene sentido, en virtud de que con la presencia de cerca de diez mil jornaleros meloneros de la región de La Montaña de Guerrero, se recargan de nuevo los refrigeradores de chelas y refrescos, mientras que llegan también vendedores de ropa de segunda, aboneros que ofrecen de todo, teles, radios, celulares, ventiladores, tenis y relojes chafas, pero que tienen gran mercado.
Todo se reaviva en la franja ribereña del municipio de Huetamo en un tramo de cerca de 100 kilómetros, donde los bebederos de agua y potentes bombas eléctricas sacan millones de metros cúbicos de agua y las suben hasta los lomeríos que surgen entre yácatas arrasadas y haciendas que fueron rematadas al patrón melonero, siempre recapitalizado con dinero fresco que requiere de melón de exportación.
El Tiquicheo, el desplome a menos de la mitad
Durante las décadas de los 80s y 90s, la producción de melón en el municipio se desarrolló gracias a las condiciones geográficas, hidrológicas y climáticas de la región; los agricultores realizaron el cambio de cultivos como maíz y ajonjolí por el de melón de tipo cantaloupe (chino, rugoso o reticulado), debido a su rentabilidad; sin embargo, durante el presente siglo se ha desplomado la producción principalmente por la migración.
Si bien, es cierto que la siembra de melón en México se realiza durante todo el año, en Michoacán ésta se lleva a cabo durante el ciclo primavera-verano que ocurre en dos fases: en octubre y en enero; el lapso del cultivo desde la siembra hasta la cosecha puede ser hasta de 90 días, de tal forma que la cosecha se estaría realizando en 60 días como máximo; para ello es muy importante la humedad y, por tanto, suministrar el agua necesaria, ya que en caso de que se exceda, el desarrollo de la fruta se consideraría anormal.
A partir del año 2006, se acentúo el éxodo de tiquichenses hacia la Unión Americana y los campos poco a poco fueron abandonados; las sequías en 2008 y 2009 también se convirtieron en un factor relevante para la baja producción, al igual que las fuertes lluvias y granizadas en las comunidades de Purungueo, Riva Palacio, Hostio y Pinzán Dulce, como las registradas en 2010, razón por la cual se desbordaron ríos que anegaron las parcelas, con lo que se perdió la producción y tuvo que solicitarse el apoyo de recursos del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden).
“La gente está un poco desesperada y ha dejado de sembrar, y sólo pequeñas parcelas continúan la labor, como en Monte Grande; el melón ha dejado de ser rentable pese a que era una fuerte actividad, al igual que el jitomate, la papaya y la sandía, pero ya no más; la agricultura se había convertido en una importante fuente de empleo porque contamos con tierras de mucha calidad, aunque ahora desafortunadamente están paradas o no han sido explotadas y la verdad quisiéramos generar alternativas”, explicó el director de Desarrollo Social municipal, José Tello Chávez.
Informó que algunos productores han regresado al cultivo de maíz o de la calabaza, ya que no pueden costear los insumos necesarios para la producción de melón ni pagar la mano de obra, “la semilla se vende en la central de abasto de Morelia e incluso vienen compradores de México por ella, y la pagan de 40 a 45 pesos el kilo, mucha gente en su milpa siembra calabaza, pero sólo en tiempo de lluvias, porque no hay para más”.
Es por ello que la administración municipal de Mario Reyes Tavera busca la manera de reactivar la actividad agrícola a través de proyectos productivos, apoyo para la adquisición de fertilizante y maquinaria, luego de gestionarse compensaciones con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Rural (Sedru) para los agricultores del municipio de Tiquicheo que perdieron sus cosechas a consecuencia de catástrofes naturales.
Fuente: Cambio de Michoacán

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