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Chile: Expertos entregan claves para afrontar estrechez hídrica en paltos y cerezos

Son tres años consecutivos de sequía y los pronósticos no son muy alentadores. Los efectos del fenómeno de `La Niña`, que se estima continúen, al menos, hasta mayo, son una mala noticia, sin duda, para todos aquellos productores que inician un nuevo ciclo productivo o requieren del vital elemento para continuar sus labores frutícolas.

Para saber de qué manera poder enfrentar de mejor manera esta compleja situación, FEDEFRUTA recurrió a connotados consultores del rubro frutícola quienes proporcionaron algunas claves para encarar esta problemática que ya se instaló a nivel nacional.

Riego Deficitario en Paltos

Para Francisco Gardiazábal, ingeniero agrónomo, existen muchas situaciones cuando hay escasez de agua en las plantaciones. Respecto de lo que sucederá y las labores a realizar, explica que dependerá de la disponibilidad que se espera en la temporada de riego y plantea varios escenarios en este sentido.

Si sólo se dispone de un 80% de agua, el experto asegura que hay pérdida de hasta un 30% de los kilos producidos, principalmente por la pérdida de frutas de calibres grandes. “Es así que se pierde un 50% de los calibres grandes (mayores al calibre 50) y se aumentan en la misma proporción los calibres 70, 84 y pre calibre”, indica Gardiazábal.

Si la cantidad de agua disponible es de alrededor de un 50% el agrónomo sostiene que “el árbol como un método de defensa botará una gran cantidad de hojas, las pérdidas de cosecha son superiores al 50% y los calibres son muy pequeños, que obliga a los productores a cosechar muy tarde al año siguiente (posiblemente 3 a 5 meses después de su época normal) y a pesar de aplazar la cosecha, los calibres obtenidos apenas superan los 160 g de peso por fruto”.

Riegos con un 20 a 30% del agua: el experto dice que “la pérdida de cosecha es total, ya que los frutos que cuajan y quedan en el árbol, se caen al año siguiente sin madurar o maduran muy desuniformemente (generalmente madura primero la parte apical del fruto y luego la basal) y los pesos de cada uno de ellos muchas veces no superan los 40 g, son frutos no aptos para la comercialización”.

Recomendaciones

En cuanto a recomendaciones, Francisco Gardiazábal sostiene que si se espera que la cantidad de agua sea muy baja (20 a 30% del riego de un año normal), “lo mejor es recortar a comienzos de primavera (ojalá agosto o septiembre) – cuando aún el suelo tiene agua – las plantas a brazos madres, dejando 3 a 4 brazos por planta, podados a 50 cm de largo y luego, una vez brotan los árboles dejar sólo un brote por planta, este brote una vez ha alcanzado una altura de 60 a 70 cm de largo, se despuntan los últimos 20 cm, así como todos los brotes laterales”.

“Esta planta no recibirá agua hasta la próxima temporada (otoño siguiente), o sea no tendrán agua en los próximos 8 a 9 meses. En suelos francos o franco arcillosos, prácticamente no hay pérdidas de plantas, sin embrago, en cajas de río o estero, las pérdidas pueden superar el 5% de los árboles u obliga a dar un riego en la mitad de temporada (si disponen de agua)”, agrega el experto.

Asimismo, indica que si la cantidad de agua es cercana al 50%, se recomienda rebajar los árboles, dejándolos a 2 – 2,5 m de altura, con ello las plantas necesitarán menos cantidad agua y podrán soportar una cosecha media (con pérdidas de aproximadamente de un 30 a un 50% de las frutas – dependiendo del tipo de suelo), con calibres cercanos o superiores a los 160 g.

Finalmente, Gardiazábal apunta que “muchas veces lo que se hace es una combinación de tipos de poda, recortando un porcentaje de plantas a nivel de troncos y dejando ojalá como mínimo un 80% del agua para el resto, ya que los calibres son muy importantes en esta especie, se puede dar como ejemplo, esta temporada 2010 – 2011, donde 3 kilos de paltas de calibres 84, equivalen en precio a un kilo del calibre 40; 2 kilos de paltas 60 y 70 equivalen en precio a 1 kilo del calibre 40.”

Manejo de Cerezos bajo estrechez hídrica

Carlos Tapia, ingeniero agrónomo de fruta I D, explica que la cereza siendo una especie de “corta carrera”, con variedades que solo tienen unos 40 días desde plena flor a cosecha, finalizando ésta última con variedades y en zonas tardías la primera semana de enero, su periodo de poscosecha es muy largo con respecto a otras especies frutales como manzanas, peras y kiwis.

Recuerda que el suministro del riego va directamente al suelo, y éste con sus características contiene la humedad dejándola disponible para que la planta la utilice. “Por su parte, el agua es un vehículo para la creación de biomasa, traspasada en un flujo continuo desde el suelo hacia la atmosfera, refrigerando el sistema (efecto radiador), manteniendo abierto los estomas (estructuras ubicadas en el envés de las hojas que realizan el intercambio gaseoso con el ambiente) para la liberación de agua en forma de vapor y la captación de CO2, como fuente carbonada para la creación de biomasa mediante la actividad fotosintética”, acota.

En base a lo anterior, Tapia explica que un estrés hídrico, como repuesta a una errónea programación del riego y/o a una estrechez hídrica, responde, en la primera etapa de desarrollo en la temporada, a una deficiente evolución del potencial productivo, obteniendo frutos de menor tamaño por efecto a un deficiente desarrollo en la etapas de división y elongación celular, y por la desmejorada translocación de carbohidratos producto de la fotosíntesis en función del estado hídrico de la planta.

Por su parte, en la etapa de poscosecha, el experto indica que donde el crecimiento anual y radical está en expresión y la repartición de azucares producto de la fotosíntesis y nutrientes de reservas son la base para la producción siguiente, puede producirse un cierre anticipado de los estomas, marchitez permanente y probablemente una defoliación temprana como efecto ecológico al ambiente. Lo anterior, repercute en una pésima entrada a la etapa de dormancia y un desarrollo inicial en primavera al margen de lo óptimo, explica el agrónomo.

En tanto, ante un ambiente de estrechez hídrica por poca oferta de agua para riego, Carlos Tapia recomienda que se deben tomar consideraciones técnicas para optar a aumentar la eficiencia de la utilización de agua, siendo la programación, uno de los pilares fundamentales de este aumento de eficiencia.

“Dentro de los manejos agronómicos que se realizan para programar el riego, se contempla como factor principal las características de suelo y cuál es su performance con respecto a la combinación con el agua de riego, y de que forma queda disponible para la planta. A su vez, es de vital importancia reconocer para cada situación en particular, el estado de las raíces en el perfil de suelo y cuál sería su profundidad real, para poder tener la consideración que al suministrar el riego se esté satisfaciendo y dejando el agua disponible en todo su sistema radical”, indica el experto.

Recomendaciones

Dentro del manejo eficiente del riego, Carlos Tapia dice que se recomienda el permanente control del estado hídrico del suelo mediante el uso de instrumental afín y/o “empíricamente” con la interpretación de calicatas en cada sector del huerto. Las calicatas entregan información relevante en cuanto al contenido de agua en el perfil y en sus diferentes estratas, de su movimiento en profundidad y de la estructura del suelo en cuanto a su porosidad con relación a su oxigenación.

“Este control tiene como objetivo poder programar la frecuencia y tiempos de riego teóricamente según la demanda atmosférica y de cultivo, para ir reponiendo al sistema solo lo realmente necesario. Muchas situaciones se pueden encontrar en donde el riego no es programado, reconociendo errores en su suministro por una insuficiente hidratación con efectos ya mencionados y además por un exceso de ésta, saturando el perfil de suelo y comprometiendo el normal desarrollo de la planta, además de perdida de agua por escurrimiento superficial, percolación o lixiviación en profundidad por riegos excesivos”, señala Tapia.

“Por otra parte y en base a los antecedentes actuales, además de algunos pronósticos para estos meses de verano, las temperaturas de ésta temporada seguirán altas, y probablemente con medias superiores a las de un año normal.Es por esta razón que algunas combinaciones de cerezos, entre ellos las series MaXma y Gisela® pueden presentar algún tipo de stress asociado a las altas temperaturas, pudiendo producir algunos defectos en la fructificación como son la incidencia de frutos dobles y de sutura abierta en la siguiente cosecha”, agrega el experto.

De acuerdo a Carlos Tapia, los antecedentes de esto, y su explicación fisiológica se debe que antes de la cosecha, la evapotraspiración la asume tanto las hojas como la fruta, sin embargo una vez cosechado, esta misma demanda atmosférica de agua solo lo está asumiendo la superficie foliar pudiendo producir algún tipo de stress, donde los primeros síntomas son el decaimiento de la planta y el “encarrujamiento” de la hoja producto al cierre estomático, haciendo desfuncional el “efecto radiador” de la planta en el flujo de agua desde el suelo hacia la atmósfera, más aún en combinaciones débiles.

“Esto no quiere decir que en las demás combinaciones portainjerto/variedad, ya sean de mediano y alto vigor, no se pueda producir este desbalance, sobretodo en huertos con deficiencia en la programación del riego y en suelos con características físicas limitantes. Se debe considerar además, que aunque el riego esté funcionando “a punto”, la demanda atmosférica es tan alta, que el suministro hídrico no alcanza a suplir esta demanda en el tiempo necesario”, advierte el agrónomo.

De lo anterior, destaca que en estas últimas temporadas se han utilizados productos bloqueadores solares (caolinitas, compuestos cálcicos, etc.) que ayudan a minimizar estos efectos estresantes por medio de la regulación de temperatura de la planta, teniendo efectos favorables en el equilibrio térmico, en su expresión vegetativa y reproductiva en la siguiente temporada.

Fuente: Fedefruta

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